
Alcanzado este punto, la Gerencia de Riesgos se convierte en una herramienta básica para la gestión estratégica de la organización: la organización es un ente vivo, que desarrolla su actividad en un entorno en constante evolución, y la Gerencia de Riesgos integrada en su estructura operativa y jerárquica le proporciona la capacidad de adaptación que necesita.
Como el propio gráfico indica, la Gerencia de Riesgos es un proceso continuo que se retroalimenta de la experiencia de los años anteriores en la definición de la política de gestión de riesgos para los años venideros. De esta forma, la empresa mejora su conocimiento y capacidad de gestión de riesgos y se prepara para gestionar los nuevos riesgos que aparecerán en su camino.